La Secretaría de Comunicaciones y Transportes que encabeza Gerardo Ruíz Esparza, con el aval del Instituto Politécnico Nacional “reprobó” a la empresa china Cangnan Riwong Craft por la calidad de las placas y engomados para automóviles que pretendían comercializar en México. El Centro de Investigación e Innovación Tecnológica del IPN fue contundente: las placas no pasaron los exámenes de “intemperismo acelerado, adherencia de película e inmersión de aguarrás”. Esto traducido al español significa que cambiaron de color, se desprendió el plástico que recubre la lámina y también el holograma.
Sobre la calcomanía, el IPN informó que tampoco resistieron las pruebas de análisis químicos y envejecimiento de la pintura. Salieron chafas pues. Los chinos se quisieron pasar de listos en la SCT y la Subsecretaría de Transportes de la SCT que dirige Yuriria Mascott, los mandó a volar.
La compañía Cangnan Riwong Craft no cumplió con lo establecido en la NOM-001-SCT-2-200 y el apéndice B del 26 de enero del 2001 que se refiere a la calidad y características que deben observar las placas y calcomanías para el servicio de transporte público y privado.
Ya en el pasado esta empresa de origen chino y sus socios mexicanos, vinculados a la Profesora Elba Esther Gordillo y a Tomás Ruíz, lograron que el gobierno de Veracruz otorgara un contrato, vía asignación directa por 185 millones de pesos para fabricar 950 mil placas. Y las placas también se pusieron amarillas y las calcomanías se desprendieron. En fin, al parecer, la razón de fondo por la que el Gobierno de la Ciudad de México no aceptó a la empresa china como proveedor de placas y calcomanías es porque “no pasó la prueba del ácido” de la SCT.
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