A unos pocos días de que se integre la Comisión de Presupuesto en San Lázaro y se inicie la revisión de la propuesta del Ejecutivo para el 2016, para combatir la obesidad de los mexicanos, sería oportuno analizar un proceso similar que se llevó a cabo en Reino Unido, coordinado por el Departamento de Salud. Resulta que a principios de septiembre el famoso chef británico Jamie Oliver y la organización Sustain, enviaron una petición al Parlamento para introducir un impuesto de siete por ciento a cada lata de refresco en ese país. Pero el Gobierno británico reiteró su compromiso para promover la productividad y el crecimiento económico al no incrementar los impuestos con la finalidad de evitar un aumento en el costo de vida. Asimismo, indicó que las causas de la obesidad son complejas, y se derivan de un sinnúmero de elementos como la alimentación, el estilo de vida, los factores ambientales y genéticos, y la lucha requiere de un enfoque integral y amplio.
Sin lugar a dudas el Gobierno inglés tiene claridad en su enfoque y diferencia entre una medida impositiva regresiva que afecta el costo de vida de un plan integral para mitigar un problema que le cuesta nueve mil millones de libras esterlinas al año.
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