Si bien el Indice Global de la Actividad Económica (IGAE), se situó en septiembre en 5.8% por abajo del de febrero (antes del choque del Covid-19) y su crecimiento mensual en septiembre fue menor que los de junio-agosto, en el acumulado significa una caída de 8.9% en 2020, la más profunda desde el 1932. No obstante, existen fundadas esperanzas de que, gracias a la economía abierta, el comercio exterior mexicano sigua repuntando y fortaleciendo la actividad económica en lo general.
Como usted lo sabe, estimado lector, la economía mexicana -no hay duda- ha gozado de varios años ya de estabilidad en el sector externo, explicado por varios factores:
(1) Un régimen de tipo de cambio flexible, que permite el ajuste del déficit en cuenta corriente;
(2) Una balanza comercial no petrolera con un comportamiento cíclico, de tal forma que si se desaceleran las exportaciones, también lo hacen las importaciones de bienes intermedios, con lo que el déficit se mantiene bajo control;
(3) Un creciente flujo de remesas y un crecimiento importante del sector turístico, lo que se traduce en un balance superavitario de servicios turísticos en la cuenta corriente;
(4) Flujos de inversión extranjera suficientes para financiar el déficit en cuenta corriente; y
(5) Flujos de inversión en cartera ante el atractivo que tiene el país en términos de su perspectiva y su nivel de tasas, entre otros
Así, las perspectivas de que México supere la crisis antes que muchos países de su mismo nivel, están bien fundadas.
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