Las empresas enfrentarán este 2022 escasez de insumos y desajuste en suministro, elevada inflación y alza en las tasas de interés, volatilidad cambiaria y vaivenes económicos. Pero, saldrán adelanto aquellas que anticipen los potenciales riesgos. Será, por supuesto, – nos dice Julio A. Millán- un año de retos y de oportunidades, hay que aprovechar el mayor dinamismo de la economía con entusiasmo.
Por supuesto, en la empresa no se tiene nada seguro, sin embargo, aunque marginal, la recuperación en el consumo comienza a recobrar impulso de tal forma que la demanda de bienes y servicios para las compañías enciende luz verde para incentivar la inversión y comenzar a pavimentar el camino a la recuperación. Todo esto – nos dice el consultor internacional- lo tendrá que hacer, en conjunto la iniciativa pública y privada, pues se ha visto que las decisiones parciales no generan estrategias de empuje.
En estos momentos hay que asegurar los flujos de efectivo, la planeación y el planteamiento de nuevos modelos de trabajo, pero siempre sin dejar de lado de las medidas sanitarias al interior de las empresas. Y en estos momentos, el futuro necesariamente pasa por la mejora tecnológica, no se trata de un tema de tamaño, la transformación digital se encuentra al alcance de todos, se requiere de elaborar un plan para ello y destinar recursos de inversión.
En el 2022 predominarán inflación y volatilidad cambiaria.
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