Las quejas por el inexplicable cambio de medicamentos para aliviar las enfermedades de los derechohabientes en el IMSS, de Mikel Arriola, y el ISSSTE, que lleva José Reyes Baeza, resonaron en la Cámara de Senadores. Fue tanto el clamor de los derechohabientes que se tuvo que desarrollar el foro “Transparencia en los criterios de sustitución terapéutica: retos y oportunidades”.
El evento, encabezado por los senadores del PAN, Salvador López Brito, presidente de la Comisión de Salud y Andrea García, integrante de la misma, dispusieron revisar el por qué ambas instituciones decidieron iniciar el cambio de medicamentos, sin tener certeza de la eficacia de la medicina en los pacientes y por qué iniciaron el programa, sin apegarse al derecho de mantener a los usuarios debidamente informados.
En el foro se determinó que sin información, existe la dificultad para que el paciente conozca, de un modo oportuno, si su tratamiento será reemplazado, generando incertidumbre, ya que no hay certeza si el medicamento sustituto tendrá la misma eficacia o seguridad que su actual terapia. Como ejemplo, un paciente con tratamiento inadecuado para su hipertensión arterial, puede salir demasiado caro para los presupuestos de las instituciones públicas, ya que las intervenciones para mantenerlo en control, ascienden a 400 mil pesos, mientras que el costo anual de una persona con hipertensión en control es de 26 mil pesos.
Por otra parte, si el paciente no dispone del medicamento adecuado, a través de los organismos de asistencia social, podría recurrir a su bolsillo para adquirir el medicamento que sí le funciona. En nuestro país, de cada 100 pesos que se gastan para mantener una buena salud, 51 provienen del bolsillo del paciente, y si las instituciones de salud fomentan cambios en los medicamentos, sin seguridad de beneficiar a todos los pacientes, dicho gasto podría ascender a casi 75 pesos.
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