México, referente en la producción de energía eléctrica entre particulares.

Interesantes, sin duda, las declaraciones que hiciera la semana pasada el ex secretario de energía de EU, Steven Chu, cuando recomendó voltear a ver a México si se trata de conocer el verdadero precio de la energía renovable en América, y puso como ejemplo lo que está haciendo la Comisión Federal de Electricidad, que se apartó casi 80 años de su historia de monopolio estatal al dejar que empresas privadas liciten para promover energía eólica, cogeneración de electricidad con gas y ciclo combinado, y por supuesto, energía solar.

Ante un auditorio lleno de especialistas en la Universidad de Stanford, donde ahora es catedrático, Chu les dijo que “el costo fue de aproximadamente 4 ¢ (dólar) por kilovatio-hora, sin crédito fiscal a la producción, no tiene crédito fiscal a la inversión, sin cartera de energía renovable. Es sólo dinero, incluido el beneficio. Esta es una noticia muy buena.” En efecto, un analista de GTM Research revisó el precio promedio ligeramente superior, a aproximadamente 5 ¢ / kWh, pero ese precio, también, es muy inferior a la mayoría de los expertos que se dedican a analizar el futuro las energías renovables y sus precios de producción en 2016. “La energía limpia es, en realidad, mucho más barata de lo que yo, como un optimista, técnica perenne pensó que iba a ser”, dijo Chu. Y mucho más barato de lo que la Agencia Internacional de la Energía o la Administración de Información de Energía de EU, han predicho en los últimos años. O como el escritor Ramez Naam destacó que en junio pasado la EIA predijo que la energía solar costaría un mínimo de 8.9 ¢ / kWh en 2020.

Los adjudicatarios: la empresa SunPower, de EU; Jinko Solar, de China; Recurrent Energy, de Canadá y Enel Green Power, de Italia, van a hacer historia produciendo energía alternativa barata, y ojalá ese sea el camino para dejar la carburación a base de hidrocarburos, y su terrible contaminación que tiene a los conductores automotrices capitalinos al borde de la desesperación con las medidas gubernamentales para evitar los daños al medio ambiente, y en especial al ser humano.