El sector privado que realiza operaciones en el comercio internacional, está más que preocupado por la falta de la video vigilancia, que durante años permitió al Servicio de Administración Tributaria un monitoreo eficaz, y al día, de lo que sucedía en las aduanas en aeropuertos, recintos marítimos y en salas de aeropuertos. Estamos hablando de unas 10 mil cámaras que en su momento eran monitoreadas desde el C2, ubicado en las oficinas centrales del SAT y en el Centro de Procesamiento Electrónico de Datos 8CPED, ubicado en el Estado de Querétaro.
Pero resulta que desde noviembre de 2014 dicho servicio se canceló, por lo que ahora son los propios aduanales los que realizan las revisiones, sin que exista una cámara de monitoreo, lo cual resulta muy incómodo para los empresarios, turistas y contribuyentes en general que, cumpliendo con la ley, pueden ser fácilmente sorprendidos para extorsionarlos en las garitas internacionales o en los propios aeropuertos. La cancelación de este servicio vino por una orden presidencial, y nadie sabe cuáles son los objetivos de dicha
resolución.
Los servicios para brindar seguridad en aduanas fueron contratados en el 2008, mediante dos licitaciones públicas y una asignación directa al proveedor Sixsigma Networks México, mejor conocido como KIO, (empresa perteneciente a la Sra. María Asunción Aramburuzavala). Los contratos fueron por los siguientes montos: VIVA por tres mil 500 millones de pesos asignado a Sixsigma Networks México (Kio) en el 2008, (Licitación Pública); SIAVE por 997 millones de pesos asignado a Integradores de Tecnología en el 2008, (Licitación Pública); VIVA Extensión por dos mil 900 millones de pesos a Sixsigma Networks México (Kio) en el 2010 (Adjudicación directa).
La pregunta que muchos se hacen; ¿a quién beneficia el que las aduanas no tengan estos servicios de monitoreo?
Es un hecho que las aduanas son más vulnerables a la inseguridad, el crimen organizado, contrabando y corrupción.
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