En las siguientes semanas, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) deberá definir la existencia o no de un agente con poder sustancial en el mercado de audio y video asociado. El gran problema es que el Instituto aún no tiene claridad sobre qué servicios conforman el mercado y qué operadores lo integran.
A pocos días de tan trascendental decisión, el IFT no ha definido si los servicios Over the Top (OTT’s) forman parte de ese mercado, al mismo tiempo que no ha resuelto temas tan relevantes como 1) el impacto que tiene la concentración ilegal de Telmex-Dish en ese mercado y 2) si los servicios de ClaroVideo y UnoTV pueden ser brindados por el agente económico preponderante en el sector de las telecom, a pesar de que al hacerlo esté incumpliendo con la prohibición expresa que tiene de proveer servicios de video.
Emitir una resolución antes de definir dichos asuntos generaría un desequilibrio en el mercado. Se estaría castigando a quienes están comprometidos con la sana competencia y se eliminarían los incentivos para invertir en ofrecer mejores servicios.
Los comisionados del IFT no pueden ignorar la experiencia internacional en esta materia. En Estados Unidos e Inglaterra, por ejemplo, se reconoce ya que los servicios OTT’s significan una competencia agresiva y directa para los servicios de TV de paga, cuyos operadores son quienes realizan grandes inversiones en infraestructura sobre la cual, por cierto, las plataformas de OTT difunden sus contenidos, obteniendo así importantes ventajas competitivas.
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