El perfil crediticio pasa de “estable” a “negativo” | Agenda de Inversiones

El perfil crediticio pasa de “estable” a “negativo”

La precepción de México, en el exterior, no es buena. Ayer, Fitch Ratings, con sede en Nueva York, le comunicó a sus clientes que ajustó a la baja la deuda de México en moneda extranjera, de “estable” a “negativa”. El ajuste refleja un deterioro en el balance de riesgos para el perfil crediticio de México dada la incertidumbre y probables efectos negativos de políticas públicas por parte de la próxima administración; además de crecientes riesgos en las obligaciones financieras de PEMEX y un desempeño económico débil en relación con otras economías comparables. Fitch considera que la decisión de cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) envía una señal negativa a los inversionistas. Algo que sumado a la posición financiera actual de la empresa estatal PEMEX, eleva los riesgos relacionados con los pasivos contingentes del gobierno mexicano.
Fitch asegura que aún esperan que la nueva administración encabezada por Andrés Manuel López Obrador, se sujete a la disciplina fiscal y respete la autonomía del Banco Central, pero cree que persisten riesgos relacionados con la postura de la nueva administración en términos fiscales. Algunas de las propuestas del gobierno entrante podrían no ser compatibles con las metas fiscales proyectadas por el gobierno anterior (Requerimientos Financieros del Sector Público de 2.5% del PIB y un Balance Primario de 0.8% del PIB). Además, los costos de las propuestas de la nueva administración podrían exceder el ahorro proyectado, en particular las propuestas relacionadas con transferencias a grupos sociales, pensiones e inversión de PEMEX en capacidad de refinación para sustituir las importaciones (lo que requeriría mayor endeudamiento y pasivos contingentes para el gobierno).
La calificadora considera que se mantienen los riesgos de reversión de reformas recién implementadas en el país (particularmente la energética) y probables efectos negativos en la inversión y el crecimiento por las propuestas del nuevo gobierno. Esto a pesar de que el déficit de cuenta corriente permanece moderado (1.7% PIB en 2017; lo que reduce los riesgos por requerimientos de financiamiento externo) y la disciplina macroeconómica que ha permitido hasta el momento la estabilidad de la economía.

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