El crédito a México, por sus finanzas públicas sanas y deuda sostenible

Los mexicanos, como la gran mayoría del mundo, enfrentan el temor y la desesperanza. Temor por esta crisis sanitaria, con un virus que avanza incontenible y desesperanza por la ola de desempleo que está creando la peor crisis económica de la historia reciente de la humanidad. Ante estos 2 flagelos, que personalmente se convierten en millones, los gobiernos implementan acciones tanto sanitarias como económicas. En este último, la Comisión de Cambios, conformada por la SHCP y el Banco de México, anunció que el FMI completó la revisión de medio término de la Línea de Crédito Flexible (LCF) de México por alrededor de US$61 mil millones para los próximos 12 meses, basado en el sólido historial económico y de políticas públicas del país. Es una acción rápida para blindar la maltrecha economía que permita al país soportar los rigores de esta pandemia.
Este monto se añade a US$194.4 mil millones de reservas internacionales, representando un escudo importante para lidiar con el entorno complejo derivado de la pandemia de COVID-19 o cualquier otro riesgo que pudiera surgir. El acuerdo también constituye un factor positivo para impulsar la confianza de los inversionistas en México y su marco macroeconómico. Este mecanismo de mitigación de choques permite que el país pueda cumplir con los estándares internacionales en cuanto a la cobertura de importaciones, deuda externa e incluso obligaciones totales con inversionistas extranjeros. De acuerdo con el comunicado de la CC, el FMI ratificó la LCF reconociendo el cumplimiento de los siguientes criterios: (1) Finanzas públicas sanas y deuda pública sostenible; (2) inflación baja y estable bajo un marco sólido de política monetaria y cambiaria; (3) condiciones favorables para el acceso al fondeo externo para el gobierno federal; (4) una posición adecuada de reservas internacionales; y (5) un sistema financiero robusto y solvente acompañado de una supervisión efectiva.