Víctor Manuel Toledo, como titular de la SEMARNAT, ha sido objeto de muchos comentarios, algunos a favor y muchos en contra. Algunos de los correos llegados a esta redacción señalan que Toledo está defendiendo apasionadamente al medio ambiente ¿o defendiendo sus convicciones ambientales?; otros destacan el triste papel que el funcionario desempeña en el tema del glifosato, que -dicen- parece responder más a un asunto ideológico personal, puesto que el mismo secretario Toledo ha permitido a la 4T todo tipo de atropellos ambientales como desmontar manglares para construir una refinería, impulsar los combustibles fósiles haciendo la guerra a las energías renovables, permitiendo la contaminación de Pemex y CFE sin hacer nada al respecto y haciéndose cómplice activo del desmantelamiento de la SEMARNAT, la CONABIO, CONAP, CONAFOR.
El asunto del glifosato -dicen- es una extraña manera de establecer prioridades cuando atenta contra la seguridad alimentaria satanizando un herbicida que aún se utiliza de manera extensiva en muchos países del mundo mientras que en otros temas se hace de la vista gorda. Lejos, pues, de ser el santón ambiental que un reducido grupo de ambientalistas radicales venera.
El asunto del glifosato, tema que desata pasiones en la comunidad científica.
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