México, por supuesto, no es el único país que se beneficia de las remesas enviadas por sus connacionales que trabajan en el extranjero. De acuerdo con el informe “Enviar dinero a casa: flujos y mercados europeos” del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el año pasado, los trabajadores migrantes que viven en Europa enviaron a sus hogares remesas por un valor de USD 109 400 millones, proporcionando así sustento a más de 150 millones de personas de todo el mundo.. Y aunque esta cifra represente un cuarto de los flujos mundiales de remesas, una de las principales conclusiones del informe es que los beneficios obtenidos por las familias en los lugares de origen podrían multiplicarse si estas tuvieran acceso a mercados de transferencia de dinero más competitivos y a servicios financieros específicamente diseñados que les ayuden a ahorrar o invertir sus fondos.
Según este informe, Europa Occidental y la Federación de Rusia eran en 2014 las fuentes principales de las remesas. En los primeros seis puestos se ubicaban la Federación de Rusia (USD 20 600 millones), el Reino Unido (USD 17 100 millones), Alemania (USD 14 000 millones), Francia (USD 10 500 millones), Italia (USD 10 400 millones) y España (USD 9 600 millones). Estos países representaron en conjunto alrededor del 75 por ciento de todos los flujos enviados desde Europa.
Con respecto al destino de las remesas de Europa en 2014, casi un tercio (USD 36 500 millones) fueron a 19 países de los Balcanes, el Báltico y Europa Oriental, incluidos 10 estados miembros de la Unión Europea. Los dos tercios restantes (USD 72 900 millones) se enviaron a más de 50 países en desarrollo situados fuera de Europa. El informe muestra que, de los 19 países europeos receptores de remesas, nueve tienen economías basadas en la agricultura que dependen principalmente de los flujos de Europa: las remesas representan el 22 por ciento del PIB de la República de Moldova y el 17 por ciento del PIB de Kosovo.
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