El peso barato no está ayudando en nada al incremento en las exportaciones mexicanas, como constantemente nos argumentan funcionarios de la SHCP. Ayer, precisamente, se dieron a conocer las cifras oficiales en la balanza comercial y el reporte es más que decepcionante. En julio, las cifras fueron negativas para casi todos los rubros de exportación e importación. En principio -señalan los analistas del Banco Nacional de México-, a tasa anual, sobre series sin ajustar, la caída de las exportaciones totales resultó peor de lo previsto. Estas disminuyeron 9.0 por ciento vs, el -4.9 por ciento de nuestra previsión. Destaca la caída de 9.0 por ciento anual en envíos de manufacturas, una cifra decepcionante, que sugiere una caída de la demanda externa más pronunciada de la que se explicaría sólo por el lento dinamismo de la actividad manufacturera en Estados Unidos; el reporte dio cuenta de un descenso de 8.9 por ciento anual en envíos de bienes no petroleros a ese país. En particular, fue notoria la caída de 10.5 por ciento anual en el segmento automotriz, con los envíos a Estados Unidos cayendo 11.3 por ciento, y la caída anual de las exportaciones petroleras totales fue de 22.3 por ciento.
En tanto, las importaciones totales disminuyeron 9.9 por ciento anual, también más de lo que preveíamos (-8.2 por ciento anual). Además de reflejar el mal desempeño exportador, la cifra sugiere una desaceleración de la demanda local, en particular del consumo y de la inversión productiva. Las importaciones de bienes de consumo (excluyendo productos del petróleo) disminuyeron 12.7 por ciento respecto al año anterior, las de bienes de capital cayeron 9.5 por ciento anual, y las de bienes intermedios (excluidos también productos derivados del petróleo) cayeron 10.0 por ciento anual. En fin, el déficit comercial acumulado de enero a julio sumó 8.9 mil millones de dólares. La cifra se compara negativamente contra el déficit por 6.5 mil millones de dólares que registró en el mismo lapso del 2015.
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