Preocupa a inversionistas el recorte que anunció el Fondo Monetario Internacional en relación a las proyecciones del crecimiento económico global para los próximos dos años, cuyo origen -no hay duda- es la incertidumbre generada por la inminente salida de Reino Unido de la Unión Europea. El organismo espera que el PIB global crezca a un ritmo del 3.1 por ciento en el 2016 y de 3.4 por ciento en el 2017; lo que implica una reducción de (-) 0.1 puntos porcentuales respecto la estimación divulgada en abril. Además, el reporte incluyó una disminución de casi (-) 100 puntos base en las proyecciones de crecimiento de Reino Unido para 2017. En cuanto a México, el FMI estimó un crecimiento económico de 2.5 por ciento en 2016.
En esta ocasión, el documento del FMI lo tituló: “Incertidumbre tras el Referéndum en el Reino Unido”, y por primera vez presenta proyecciones de crecimiento para los próximos dos años, así como los retos y posibles soluciones en el entorno económico actual. El Brexit -advierte el FMI- genera mayor incertidumbre en un escenario de fragilidad para los negocios y de baja confianza del consumidor. Esta incertidumbre se espera tenga impactos macroeconómicos negativos sobre las principales economías europeas. Sin embargo, es todavía prematuro cuantificar las potenciales consecuencias en la economía mundial. Es importante mencionar que las estimaciones presentadas están basadas en el supuesto benigno de que la incertidumbre disminuirá en el tiempo. No obstante, el entorno podría tornarse aún más severo.
Persisten otra seria de riesgos que deberán ser considerados para atacar el lento crecimiento mundial. En Europa, los problemas del sistema bancario, especialmente el italiano, podrían complicarse aún más con la decisión del Brexit. Las divisiones políticas dentro de las economías desarrolladas podrían frenar las reformas estructurales, aumentar el problema de los refugiados y en última instancia, orientar las economías a políticas más proteccionistas. Finalmente las tensiones geopolíticas y el terrorismo, especialmente en el Medio Oriente, continúan causando preocupación a nivel mundial.
Los gobiernos tendrán que orientarse a utilizar un conjunto de políticas para reactivar el crecimiento. Sin basarse únicamente en la política monetaria, se deberán llevar a cabo reformas que incrementen la demanda. Aumentos en la demanda doméstica pueden traducirse en reducción de las desigualdades y a su vez contribuir en el crecimiento mundial.
Deja un comentario