Es cierto, el reto para la política monetaria en 2017 es mayúsculo, ya que el incremento de precios de las gasolinas (tanto el directo al consumidor como los indirectos por ser un insumo en los costos de transporte de mercancías y pasajeros), se adiciona al impacto de la depreciación del tipo de cambio que se ha tardado en reflejar en la inflación al consumidor, pero ya se había reflejado en la inflación al productor.
Ciertamente, como lo señalan los analistas de Finamex, ya esperábamos mayor impacto en la inflación al consumidor por este concepto en 2017, ya que al mes de noviembre pasado, los bienes al productor para consumo mostraban un incremento de precios 12 meses de 4.6 por ciento. Además, a raíz de la elección de Trump, el peso mexicano mostró una debilidad adicional haciendo más grande el reto para el Banco de México en 2017.
De igual manera, los precios de las materias primas han subido en dólares y más aún después de la elección de Trump, por la expectativa de un ambicioso plan de infraestructura, fenómeno que ya se estaba reflejando en la inflación al productor de bienes intermedios que a noviembre pasado alcanzó un incremento 12-meses de 9.2 por ciento.
Deja un comentario