Otoño no se presenta como un buen momento para el peso, cuya cotización en relación al dólar podría caer a niveles insospechados. Y es que la decisión de política monetaria de la FED de EU va en el sentido de un incremento en las tasas de interés para esas fechas. Además, siguen los vaivenes en el precio internacional del petróleo, impactando fuertemente a la moneda mexicana. La razón es que los inversionistas extranjeros consideran a economías como la mexicana más vulnerable a una caída en el precio del crudo, por su vinculación directa a los ingresos tributarios petroleros.
Por supuesto, la OPEP se ha pronunciado por la búsqueda de un acuerdo que permita reducir los niveles actuales de producción y con ello generar un incremento en el nivel de precios. Sin embargo, de las declaraciones no han pasado, y se espera que, durante su próxima reunión, del 26 al 28 de septiembre próximo, los países miembros de la OPEP se pongan de acuerdo para estabilizar el precio del crudo.
La realidad es que no hay incentivos a que establezcan un mecanismo para apuntalar el precio internacional, lo que provocará vuelva a ubicarse por debajo de los $45 dólares por barril y contribuir a presionar al peso mexicano aún más.
Por supuesto, ante este panorama, las agencias Moody’s y Standard & Poor’s han bajado a negativa las perspectivas de la calificación de la deuda del país. La principal razón es el bajo crecimiento actual y baja perspectiva de crecimiento para los próximos años. Esto es, el actual ritmo de aumento del PIB es suficiente para mantener la estabilidad económica, pero no para reducir los niveles actuales de deuda y déficit público, poniendo en riesgo la sostenibilidad de las finanzas públicas.
Deja un comentario