Cunde la rebelión de los distribuidores de gas LP

Más allá de lo que dice la autoridad competente, de que el abasto de gas LP está garantizado y de que el problema de los pasados días se limita a unos cuantos choferes “comisionistas”, la verdad es que el mercado nacional del gas enfrentará un inevitable problema de suministro ocasionado por la pretensión oficial de mantener artificialmente el control inflacionario a costa de las empresas distribuidoras del energético.
Especialistas en el área nos dicen que, por un lado, se tiene un precio internacional del gas con incrementos importantes, y que continuarán hasta febrero de 2022. Estos incrementos internacionales han provocado que PEMEX (a quien las empresas distribuidoras compran el GLP) haya aumentado en las últimas 4 semanas sus precios, pasando de $19.65 a $22.81; lo que significa un incremento de $3.16 por kilogramo.
De esta manera el Gobierno permitía venderlo en $23.32 (un margen de comercialización de $3.67); sin embargo, hoy esa misma gasera compra en PEMEX a $22.81 el kilogramo y el Gobierno solo le permite venderlo en $24.63, esto es un margen comercial de $1.82 (50% menos). Estas cantidades son aplicables para la Ciudad de México (pero se reflejan de forma similar a nivel nacional).
Lo que pone en riesgo la viabilidad del suministro de GLP en nuestro país no radica en el hecho de que PEMEX haya incrementado sus precios, sino que los precios máximos impuestos por el Gobierno para la venta al consumidor del GLP no permitirán un abasto suficiente y sin duda repercutirá en el consumidor ya sea por desabasto del energético o por el incremento del precio del gas, y dejará una estela de empresas en quiebra que no podrán seguir operando, generando más desempleo.